En el año 1800 las mujeres no se casaban por amor, el matrimonio era un pacto, un trato, un negocio que hacían los padres para lograr un ascenso social y económico (y hasta no hace tanto tiempo siguió siendo así). Cuando Mariquita tenía 14 años sus padres decidieron que debía casarse con Diego del Arco, un español de pura cepa, 20 años mayor que ella y con una sólida posición social y económica. Sin embargo, este Diego del Arco resultó ser un homónimo del verdadero que se hacía pasar por el pero no tenía ni los títulos ni el dinero de aquel. Por si fuera poco, éste falso prócer era un jugador compulsivo y un seductor de mujeres a las cuales engañaba para sacarles el dinero. Lo que se dice 'un verdadero crápula' pero los padres de Mariquita no lo sabían. Ella no sólo lo aborrecía sino que estaba perdidamente enamorada de su primo segundo, Martín Thompson, que era la estampa viva de un héroe romántico: nueve años mayor que ella, los ojos turquesa, pelo ensortijado , aire aniñado y estampa militar.
Martin Thompson
Martín Thompson se escapó de España y regresó sin el permiso de la Real Armada.
Mariquita, a causa de su rebeldía, había cobrado una inesperada celebridad y el pueblo, ya sea por sea por su tesón o por los aires independentistas que corrían por entonces, se inclinó a su favor. Quién podía oponerse a los dictados del amor? Ella solita, combatiendo contra todos los poderes del clero y del estado nada menos que por amor.
En 1804 se abre la posibilidad de accionar legalmente mediante un juicio de disenso y ellos lo hicieron contra Magdalena Trillo, madre de Mariquita, quien argumentaba el parentesco cercano y la falta de solvencia económica del novio apoyada también por funcionarios y el clero.
A continuación transcribo textualmente el alegato de Mariquita en el juicio:
"Ya me ha hallado el caso de haber apurado todos los medios de dulzura que el amor y la moderación me han sugerido por espacio de 3 años largos para que mi madre, cuando no su aprobación, a lo menos su consentimiento me concediese para la realización de mis honestos y justos deseos, pero todos han sido infructuosos pues cada día está más inflexible. Mi anhelo es casarme con mi primo, porque mi amor, mi salvación y mi reputación así lo desean y exigen. Nuestra causa es demasiado justa según comprendo para que se nos dispense justicia, protección y fervor.
Azamor y Rodriguez, obispo de la diócesis de Buenos Aires y amigo de la familia argumentó a favor de la pareja: "El matrimonio empieza por amor, por amor continúa y por amor acaba.". El fiscal tambíen atacó las arbitraria y caprichosa posición de la madre y por último un aliado determinante: el virrey Sobremonte que vió la conveniencia política de defender a la pareja para estar "del lado del pueblo". El 20 de Julio de 1804 el proceso concluía con una sentencia favorable a la petición de los novios que se casaron al año siguiente en la iglesia de la Merced. La mamá de Mariquita fue uno de los testigos de la boda, si, como lo leen, la misma que tanto se oponía.
Tan literaria fue la vida de Mariquita que inspiró "El Si de las niñas" de Leandro Fernandez de Moratín, estrenada en Buenos Aires el mismo año de la boda.
Sin dudas que este caso representó un antes y un después en las historias de las parejas de la época. Todo gracias al increíble tesón de una niña de 14 años que tuvo la locura de defender lo que amaba luchando contra la voluntad de sus propios padres, los valores y costumbres de su época y la presión del estado y del clero. No es poco no? Una verdadera heroína del amor.
Probablemente en el patio de su casa ella grito muy fuerte: "OID MORTALES EL GRITO SAGRADO: LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD"
Fuente: Mariquita Sánchez, vida polítca y sentimental de María Saenz Quesada.
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