lunes, 11 de abril de 2011

Ana Perichon, una espía en el Río de la Plata

El espionaje existió siempre, en Europa, EEUU, la China y también en el Río de la Plata. Allí donde hay intereses económicos/políticos aparecen siempre los James Bond para tratar de que el destino tome el rumbo de algún plan premeditado. Ana Perichón trabajó de espía para la corona británica desde la época de las invasiones inglesas. En lugar de 'La amante del teniente francésaquí teníamos a 'La amante del virrey francés', de película.


Santiago de Liniers y Ana Perichón
Hija de un matrimonio francés de un holgado pasar económico Anita era dueña de una belleza arrolladora, una mujer deslumbrante, con abolengo, mundana, hizo estragos en la población masculina de Buenos Aires.  En la flor de la edad se casa con Edmond O'Gorman, un irlandés que fue funcionario durante el breve dominio inglés luego de la primera invasión inglesa al Río de la Plata. Lo que nadie sabía en aquella época es que O'Gorman era uno de los fundadores de un logia masónica junto con un espía ingles llamado Burke y que por éste motivo viajaba continuamente, sobre todo al Brasil, para tejer negocios para la corona británica y portuguesa.  Por éste motivo, Ana quedaba sola durante muchos meses y en algo tenía que ocupar su preciado tiempo.


Cuando se produce la primera invasión inglesa Liniers organizó la defensa con talento y tras la reconquista, desfiló entre las aclamaciones de la multitud por la actual calle Corrientes. Alto y apuesto, el maduro francés saludaba a las mujeres apiñadas en balcones y azoteas. Ana Périchon le arrojó a los pies su pañuelo de encaje, perfumado. Él, lo levantó con la punta de su sable y lo elevó devolviéndole el saludo. Al virrey le interesó mucho conocer a la dueña del diminuto pañuelito de encaje y sus diligencias propiciaron el encuentro. 


Desde luego, esa relación no era bien vista por la sociedad pero ellos continuaron con sus avatares amorosos conviviendo en la casa de la  'La Perichona' apodada así socarronamente, la actual esquina de Reconquista y Corrientes (que sensación rara tengo, voy casi todos los días al club que está allí); donde tenía lugar reuniones de notables. Por influencia de Anita se dispensaban puestos, favores y se intercambiaba información. Cada vez que el cornudo (perdón, irlandés) del marido llegaba de un viaje, el virrey le tenía preparado otro, destinado a ser un nuevo Ulises sin Penélope.

Liniers estaba tan enamorado de ella que no veía como su amante no solo proveía información del virreinato tanto a los ingleses como a los portugueses sino que le sacaba promesas al calor de las sábanas y así logró salvar la vida de varios oficiales ingleses y la liberación de muchos otros.


Martín de Álzaga, enemigo acérrimo de Liniers, quien también perdería la cabeza tiempo después, aunque por otros motivos, se ocupaba en escribir al gobierno español dando detalle del escándalo que significaba la relación del Virrey con esa mujer licenciosa. Tantas fueron las presiones de las circunstancias que el amante no tuvo más remedio que sacarle a la enamorada, un pasaporte sin regreso a Río de Janeiro, dando fin a la relación. Ana continuó en Brasil haciendo de las suyas pero en éste caso con Lord Strangford, embajador de su país ante el reino de Portugal. Como se ve, a Ana le gustaba los hombres poderosos!!!


La vida de Ana Perichón de O'Gorman iba a ser el prólogo de otra historia, tal vez una de las más notables páginas de nuestras tradiciones, que con el tiempo adquiriría la dimensión de leyenda: la conmovedora vida de su nieta, Camila O'Gorman.

Parece que no todo se consigue con balas y cañones!!! El sexo muchas veces es uno de los motores de la historia!!

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